Hace más de cincuenta años y mucho antes de que se construyera el famoso Mercado de San Juan en el centro de la Ciudad de México, una gran cantidad de productos se comerciaban en forma de trueque en el parque de la calle Ernesto Pugibet. Era allí donde Jorge García vendía conejos y cabritos de la mejor calidad.
Un par de generaciones más tarde, María de Lourdes comenzó a vender pollo dentro del ya existente mercado. Sin embargo, el poco gusto que le tenía a las aves la llevó a modificar el giro de su negocio y a retomar la venta de carne de conejo y cabrito que llevaron a cabo sus antepasados. Poco a poco y con el propósito de sacar a sus hijos adelante, el negocio de María de Lourdes creció hasta que recibió una oferta para trasladarse a Cancún y dejó su local de la CDMX en manos de su hijo, Fernando Velázquez García.
Cuando surgió la oportunidad de innovar la oferta de alimentos y orientarlos a una naturaleza exótica y prehispánica, Fernando comenzó a comercializar carne proveniente de criaderos, productores locales y expertos en especies exóticas, dando origen al negocio que hoy conocemos como El Gran Cazador. Desde entonces, El Gran Cazador se ha posicionado como un proveedor influyente de productos cárnicos fuera de lo común, gracias a sus constantes investigaciones y registros con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) para legalizar cada especie vendida.
La mayor parte de los productos que se manejan en El Gran Cazador son mexicanos, pues es una empresa comprometida con la gente mexicana y preocupada por saber quién será el consumidor final de la carne que distribuyen en todo el país.
Luis Fernando Velázquez, hijo de Fernando, ha participado en el crecimiento de la carnicería y en la creación del restaurante, siempre buscando que la gente “descubra el sabor natural de la carne de una forma bonita”. Comenzaron el espacio de degustación de improviso, sirviendo mixiotes de cordero y de jabalí en la barra. Poco después, el éxito los llevó a ampliar el menú y el espacio del restaurante. Desde entonces, en El Gran Cazador la gente puede comprar carne de especies exóticas e insectos para cocinarlos en su casa o probar deliciosos platillos como cortes de carne de cocodrilo, hamburguesas de jabalí y mixiotes de venado y vivir una experiencia gastronómica única.
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Artículo por: María José Ordóñez Platas
